Resumen
La Atención Primaria y Comunitaria (APyC) española nacida en los primeros años de la década de los 80 del pasado siglo lleva ya mucho tiempo, demasiado, arrastrando problemas importantes para los que los responsables políticos y los colectivos e instituciones profesionales no acaban de encontrar soluciones satisfactorias. Estos problemas son de naturaleza diversa y se relacionan tanto con aspectos conceptuales y estratégicos del propio modelo de la reforma (y del conjunto del sistema sanitario) como con otros derivados de errores cometidos en la planificación y gestión de los recursos, con referencia especial a los profesionales. Podríamos añadir un tercer grupo de problemas ocasionados por la inacción política general en el campo sanitario y un preocupante déficit de liderazgo interno.
El modelo de nuestra APyC tiene ya 40 años de antigüedad. Con independencia de los errores que se pudieron cometer en su diseño inicial, es indudable que a lo largo del tiempo transcurrido hasta hoy se han producido cambios muy relevantes en el ámbito científico-técnico, en el de la información y comunicación y en el contexto cultural y socioeconómico de nuestra sociedad, cambios que han estado reclamando, sobre todo desde mediados de los años 90, las correspondientes adaptaciones de un modelo que actualmente ha quedado claramente desfasado y que se muestra incapaz de dar respuesta satisfactoria a las nuevas demandas y necesidades personales y colectivas de la ciudadanía española. Estos cambios estratégicos de la APyC, para que sean viables y positivos, necesitan ir acompañados de otros paralelos del conjunto del sistema sanitario. Es imposible acometer de forma aislada la remodelación de la APyC y pretender dejar igual el resto del sistema. Es evidente que los pasados y actuales líderes políticos miran sistemáticamente hacia otro lado cuando se les hacen llegar planteamientos de este tipo.
La definición y estructura actual de la APyC española necesita ser reconsiderada. Es preciso incrementar el peso relativo del enfoque familiar y comunitario tanto en el ámbito asistencial cómo en el de la organización y gestión. Por otro lado, la descentralización actual de la APyC, que deja como única estructura periférica a la zona o área básica y al equipo de salud, la atomiza hasta la ineficiencia y, además, la hace perder potencia y capacidad negociadora en sus interacciones con los otros elementos del sistema sanitario, esencialmente con el hospitalario. Es preciso coordinar funcionalmente la organización y gestión del conjunto de recursos sanitarios que actúan en el territorio bajo el liderazgo colegiado de los centros y equipos de salud (ver figura1) e incrementar la perspectiva territorial bajo el epígrafe común de una Estructura Territorial de Atención Primaria y Comunitaria. Estos cambios deben ser diseñados bajo una perspectiva de máxima flexibilidad para permitir la adaptación más estrecha posible de su estructura y componentes a las características y necesidades de cada territorio y población.
En un nuevo contexto de planificación y organizativo como el propuesto previamente es necesario también introducir cambios en la orientación de las actividades, centrándolas en las que son propias y exclusivas de la APyC y primando su oportunidad, efectividad y eficiencia para eliminar aquellas que no aportan un beneficio claro en términos de mejora de la salud individual y colectiva. Todo ello en un contexto de reconsideración de las responsabilidades y funciones de los distintos componentes de los centros y equipos y del conjunto de los recursos sanitarios de APyC presentes en el territorio bajo el principio de subsidiariedad y potenciando el papel de las profesiones no médicas.
En el marco de este artículo no es posible detallar la serie innumerable de errores cometidos en el terreno de la planificación y gestión de los profesionales de APyC. Baste decir que son graves y que están comprometiendo el futuro de esta parte del sistema y, con ello, del conjunto. Es preciso que los responsables políticos y los expertos en este campo reflexionen profundamente sobre ellos y diseñen caminos de salida bajo una perspectiva de medio y largo plazo. Somos conscientes de las dificultades del proceso, pero no por ello hemos de seguir perpetuando los errores hasta hacerlos irreversibles.
No pretendo realizar un análisis exhaustivo de los problemas de nuestra APyC y los ítems apuntados antes son solamente algunos de los que, en mi opinión, merecen una atención especial por parte de quienes tienen la responsabilidad y capacidad para abordarlos con garantías de éxito. Basta ya de seguir apoltronados en la comodidad, de prevaricar a fuerza de ignorar los problemas de fondo y de continuar justificando con medidas exclusivamente coyunturales y de parcheo la inacción política y de gestión. Los problemas de la APyC española son graves, pero, como reza el título de este artículo, tienen solución. Evitemos que sea cada vez más difícil.
Citas
.
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0.
Derechos de autor 2023 RqR Quantitative and Qualitative Community Nursing Research